Memorias de un peliculero

CUBA 1898. La guerra cambió su vida, el amor cambió su destino. Carlos Fuentes encabeza el reparto de Mambi. Es Goyo, un joven jornalero canario al que obligan a alistarse en el ejército para luchar contra los mambises, guerrilleros independentistas, levantados en armas contra España. Goyo es uno de los miles de jóvenes de baja extracción social que, a finales de siglo, fueron reclutados a la fuerza y condenados a pelear hasta la muerte en una isla tan lejana como bella. La historia de Goyo es la de un desertor, pero podría ser la de cualquiera de los isleños - como se conoce a los emigrantes canarios - que durante el siglo XIX convirtieron a Cuba en el destino preferido de su diáspora. Muchos de estos isleños acabarían integrándose con la población criolla, fomentando un nuevo mestizaje y defendiendo los intereses de Cuba frente a la colonia. A través de los protagonistas de uno y otro bando, Mambi la doble cara de un espejo con intereses irreconciliables: España, en el ocaso de su imperio; Cuba, en el inicio de su independencia, y Estados Unidos, el país que, a la postre, sacaría más beneficio de un conflicto que espoleó y que le era ajeno. La película de Teodoro y Santiago Ríos no es solo una recreación histórica. Aunque la avala una cuidada ambientación, Mambi es, en palabras de sus directores, una película de antihéroes vapuleados por las situaciones y los acontecimientos; una historia de amor y aventuras y una reflexión sobre el destino del hombre en épocas de crisis, precisamente cuando se ponen a prueba los valores humanos.